Echo de menos esas clases de continuas miradas.
Echo de menos irme a tu sitio, sentarme en tus rodillas y hablar sobre lo guapo que eras y sigues siendo.
Echo de menos el continuo tonteo. El echarte en falta el día que no estabas.
Echo de menos nuestros enfados tan estúpidos como maravillosos. Nuestras gilipolleces.
¿Qué nos pasó?
¿Qué falló?
¿Acaso no estábamos hecho el uno para el otro?
Definitivamente no.
Y no sabes lo que daría y cuánto sería capaz de arriesgar por volver atrás.Por volver a esas mañanas en las que lo más importante era verte sonreír. Que me dijeras lo buena que estaba ese día. Que fueras un pervertido y yo te dijera que pararas que ya te estabas pasando.
Cuánto daría.
Pero aquí voy a estar.
Como una completa idiota, esperando ese día que nunca llegará.
En el que me digas que me quieres.
Que estás dispuesto a pasar una vida entera a mi lado.
Porque yo, ya estoy preparada.
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